Libros leídos

27 de octubre de 2013

Paola Kaufmann

Cuando conocí a esta exquisita escritora, ya había fallecido. En un viaje a Buenos Aires revisando librerías por calle Corrientes me encontré con un libro que me llamó la atención por su portada. A veces sucede...

"La hermana" de Paola Kaufmann. Es de esos libros que no podés parar de leer y a la vez no querés terminar. Conocí a la poetisa norteamericana Emily Dickinson a través de esta novela de Kaufmann. Tanto me gustó que salí a buscar otras obras de la autora, y encontré "El lago".

Novela rara, hermosa e inclasificable. La terminé de leer hace poco. ¿Pero qué pasó con esta hermosa mujer? 

Paola Yannielli Kaufmann nació en General Roca (Río Negro) en 1969, era doctora en Neurobiología de la UBA. Hizo un posdoctorado en Smith College, Massachusetts, donde también se doctoró en Física. A su regreso a Argentina entró como investigadora en la Universidad de Quilmes. Hizo un taller literario con Abelardo Castillo en 1995. A partir de allí pensó en dedicarse seriamente a la escritura.


Su libro de cuentos "El campo de golf del diablo" recibió el Primer Premio del Fondo Nacional de las Artes argentino en 2002. Al año siguiente su novela "La hermana" obtuvo el galardón Casa de las Américas en Cuba. En 2005 ganó el Premio Planeta de novela con "El lago". Un año después moría de un cáncer que la consumió en 4 meses a los 37 años.

Me fascinó su prosa, su melancolía, su forma de narrar historias, de recrear en el caso de Emily Dickinson una vida silenciosa y de reclusión, pero íntimamente llena de riqueza y matices. Me apena que se haya ido una escritora magnífica como ella. Ojalá su obra se divulgue. Aquí mi pequeño homenaje.

8 de octubre de 2013

El Gran Gatsby

Estrujamos el libro, o eso me pareció a mí. Lo miramos desde todos los ángulos, analizamos todos los personajes, el argumento y hasta la mala traducción que cayó en nuestras manos, es decir que le sacamos bien el jugo.


El gran Gatsby me resultó una novela difícil de leer, la había empezado muchas veces y nunca pasaba de la página 10. No sé si les ha ocurrido algo similar a uds, pero para mí es muy frustrante, por lo que terminar de leerla tuvo un valor agregado, un gusto a victoria. 

No es que sea de difícil lectura, aclaro, sólo que no me enganchó, pero esta vez me "obligué" a leerla y me siento contenta de haberlo hecho porque ahora puedo poner en palabras los motivos de mi rechazo inicial.



Es una novela "yankie" en todo el sentido de la palabra, de "yankies" para "yankies" donde, creo, se describe muy bien la esencia del norteamericano promedio, el ideal al cual aspira, no por nada es libro de lectura obligatoria en los colegios secundarios del país del norte. O a lo mejor no, tal vez es una advertencia, un llamado de atención sobre el precio de la frivolidad, quién sabe. Hay tela para cortar, señores.

Gatsby es un "self-made man", un hombre que se hizo a sí mismo, cuestión muy valorada por los americanos. Pero hete aquí que todo es una ilusión, no existe Gatsby, ni de nombre, todo es una invensión de este personaje para pertenecer a la alta sociedad y acercarse así a la mujer que ama. 


Nada más trillado que este argumento, pero Fitzgerald logra imprimirle onda a la cuestión (no en las primeras 10 páginas, está claro). 

Quien cuenta la historia es Nick, vecino de Gatsby, y "casualmente" primo de Daisy, su amada. Esto de las casualidades no casuales aparece mucho en la novela: que Daisy atropelle "accidentalmente" a la amante del marido, que Gatsby compre esa mansión en ese lugar, lindante a la casa de Nick, entre otras.


Según Juan Pablo, Nick es homosexual, y la verdad sea dicha, el propio autor deja algunas huellas para sospechar tal cosa, como cuando Nick sale de una fiesta con un fotógrafo y pasa lo siguiente:

"- Ven a cenar algun día -insinuó- mientras el ascensor bajaba cargado.
- ¿A dónde?
- A cualquier lugar
- Retire las manos de la palanca - dijo con irritación el muchacho del ascensor.
- Excúseme - dijo el señor McKee con dignidad - no me di cuenta que la estaba tocando.
- Está bien - acepté- me gustaría mucho.
...Yo me encontraba junto a su cama y él estaba sentado entre las sábanas, en ropa interior y con un gran portafolios en las manos.
-La bella y la bestia... Soledad... El viejo caballo granero... El puente de Brooklyn
Luego me di cuenta que estaba recostado, medio dormido, en el frío andén inferior de la estación Pensylvania, mirando el Tribune matutino y esperando el tren de las cuatro de la mañana."

Y así concluye el capítulo, nunca se vuelve a mencionar el episodio... sugerente ¿verdad?


Pero volviendo a Gatsby, un hombre que deja que los demás hablen de él hasta crear un mito, que hace fiestas fastuosas y sin embargo nadie lo conoce personalmente, sólo de nombre, que llama a todos "viejo amigo" pero no tiene un solo amigo, y no asiste nadie a su funeral... me llena de una tristeza enorme. Es una gran burbuja que estalla y de la que no queda nada... Bueno, algo queda: los restos, la mugre cuidadosamente oculta, el sórdido mundo de la delincuencia y el dinero fácil.


Mi impresión es la de una novela con personajes egoístas, superficiales y sumamente hipócritas. Un fresco de una sociedad en decadencia, un buen libro sobre una mala vida; a lo mejor esa era la intención del autor, no lo sé. Y una reflexión personal, en esta como en otras novelas observo que los ricachones nunca pagan por sus pecados, como que el autor busca cierta complicidad del lector para "perdonar" en cierta medida los "pecadillos" de esta gente. Sólo que no son pecadillos, aquí hay un asesinato por el que termina pagando los platos rotos Gatsby y un pobre infeliz manipulado. Quiero creer que a través de la ficción uno puede saborear a veces la revancha de que los malos también reciban castigo por más ricos que sean.


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